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El arte en el siglo XIX - 1

 El Iluminismo

Es una teoría que se expande por Europa a finales del siglo XVIII. Según esta, la naturaleza es fuente de estímulos y sensaciones a partir de los cuales la mente puede conocerla. Esta teoría da lugar a dos corrientes artísticas:

-      El pintoresquismo: la naturaleza es amable y se integra en la sociedad humana. La sensación llega a la mente y provoca un sentimiento. Se priman el color, la luz, las manchas (que provocan la sensación).

-      La teoría de lo sublime: la naturaleza es hostil. Se intenta captar una realidad trascendente que no se ve, se intuye. El artista es individualista y rebelde.

Ambos movimientos reflejan un conflicto provocado por la revolución industrial y el aumento demográfico: el conflicto individuo-comunidad, hombre-naturaleza, sublime-pintoresco.

Las dos corrientes forman parte del movimiento romántico del siglo XIX, al igual que el neoclasicismo y el historicismo arquitectónico.

El neoclasicismo

Es un movimiento que se opone a sus excesos del Barroco. Persigue un arte racional, “lo bello” como objetivo moral, igual que la ciencia y la ética buscan lo “bueno”. Es un arte civil, por eso imita al griego clásico. La Grecia antigua se propone como sociedad modelo. La función del arte, por tanto, es social y educativa.

Aunque adopta las formas clásicas, utiliza tecnología moderna. El arte se separa de la técnica: el artista proyecta y hace esbozos. El ingeniero y el artesano realizan la obra.

Winckelmann es el primer teórico del arte, anticipándose a su época.

Arquitectura neoclásica

Imita la arquitectura antigua, como modelo moral de deber cívico. Los edificios corresponden a tipos o esquemas constructivos adaptables a las diversas necesidades.

Pintura neoclásica

David representa el clasicismo, reflejando modelos éticos.

Ingres: el arte es pura forma. Hay un valor inmanente de las relaciones entre las cosas. Trabaja el dibujo. La finalidad del arte es intelectual: revelar el significado de la forma. La forma es una manera de ver (Kant, la forma a priori). La forma fusiona en un todo la línea, el color, la luz y la sombra.

El romanticismo histórico

Tras el universalismo neoclásico (Imperio de Napoleón) llegan los nacionalismos: inglés, italiano y alemán. Surge la reacción germana frente al racionalismo ilustrado, el Sturm und Drang. Se revalorizan los estilos antiguos, medievales, propios de cada país, sobre todo el gótico. Pugin en Reino Unido y Viollet-le-Duc en Francia ven el gótico como un estilo constructivo no sólo expresivo y religioso, sino muy racional y moderno. A partir del gótico se iniciará la arquitectura del hierro, el cemento y el vidrio.

Ingres, clásico, intelectual integrado en la sociedad, y Delacroix, romántico, individualista y emotivo, representan los dos polos opuestos del romanticismo.

En cambio, Courbet es el artista que posee una técnica irreemplazable, plasma lo que ve y crea a partir de la imagen que percibe de la realidad. Es un trabajador libre, no sirve a amos ni a ideologías.

La crítica romántica del arte

Baudelaire: el arte es una “concepción conforme a la moral del siglo”. El romanticismo es una expresión que el artista capta con su sensibilidad. Lo bello es lo único, lo extraño, lo moderno.

En una época en que el arte es elitista y manifiesta el prestigio de una clase social elevada, la alta burguesía, la concepción romántica de la historia como una lucha que sigue sin cesar se acerca a la dialéctica de Hegel y de Marx y conduce a un gran interés por la actualidad.

La escultura del siglo XIX

Responde a la demanda oficial, ya sea de los gobiernos o de las clases altas. Sigue los cánones que marca el academicismo y experimenta un estancamiento y una crisis.

Cánova trabaja siguiendo la filosofía de Kant. La realidad ofrece una imagen que nos remite a una idea. La realidad también ofrece un modelo que los sentidos y la emoción captan para elaborar un boceto y, a partir de este, se modela la estatua, que expresa una idea trascendente.

Bartolini, entre el clasicismo y el naturalismo toscano del siglo XV, cultiva el expresionismo escultórico. Las formas duras producen claroscuros, manchas de luz y sombra muy contratadas.

Rude, artista al servicio del estado, cultiva un arte oficial, reinterpretando lo clásico. Sus grupos escultóricos transmiten un movimiento in crescendo, énfasis y monumentalidad: véase La Marsellesa.



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