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El Impresionismo

Fue un movimiento artístico que surgió en la Francia de mediados del siglo XIX. Revolucionario en su tiempo, supuso una ruptura con la pintura clásica inicia en el Renacimiento, aunque de hecho es el último estilo pictórico que cierra la tradición. En él confluyen la influencia de los barrocos flamencos y españoles, la de Goya, la de los paisajistas ingleses y los conocimientos científicos sobre la óptica y el color, la percepción y la fotografía.

Los impresionistas, a diferencia de los pintores tradicionales, no se basan en ideas, sino en la impresión visual que reciben al contemplar las cosas. Comprenden que la percepción de la realidad es a través de una serie de manchas de colores, y no figuras de líneas cerradas. El Impresionismo pretende captar, no tanto la realidad que conocemos, sino la primera sensación que recibimos de ella, sin que la mente la ordene.

El impresionismo se caracteriza por su antiacademicismo, por la búsqueda de un realismo “objetivo”, donde el paisaje y el trabajo al aire libre caracteriza muchos de sus cuadros. Se busca pintar “au plen air” para percibir mejor el impacto de la naturaleza.

La pintura impresionista es fruto de una época donde ya la ciencia se impone: las leyes ópticas sobre los colores complementarios influyeron mucho en estos pintores. La técnica usada es una serie de pinceladas de colores puros que el ojo del espectador une para formar la imagen. Así, el que mira se convierte en cómplice del pintor y, a su manera, participa de la obra de arte.

Pese a ser un movimiento rebelde e innovador, el impresionismo debe mucho a sus precedentes: desde los barrocos holandeses, Velázquez, Ribera y Rubens, hasta los pintores realistas más cercanos a su época: Corot, Rousseau, Courbet, incluyendo a los románticos como Delacroix y Goya y los dos grandes precursores ingleses: Constable y Turner. La apertura de grandes museos permitió a los pintores conocer la obra de autores anteriores a ellos.

Otro factor decisivo es la fotografía. Los pintores impresionistas no la rehúyen. Al contrario, les sirve para corregir errores pictóricos y estudiar la captación de momentos e instantáneas en movimiento. A menudo pintaron basándose en fotos.

Manet fue el padre del Impresionismo. Con su obra Le déjeuner sur l’herbe, rechazada por la exposición de París en 1863, reunió a una serie de pintores rebeldes y antiacademicistas y formó el “Salón des Refusés”, donde expondrían sus obras los impresionistas. En Manet destaca el contraste de colores, la pincelada suelta y limpia y la visible influencia de Velázquez.

Monet es el impresionista por excelencia. Estudió los efectos de la luz sobre el agua y los objetos intentando captar sólo la impresión pura del momento, sin que la mente intervenga. Así se ve en sus series sobre la catedral de Rouen, las ninfeas, el puente de Argenteuil o el Parlamento de Londres.

Renoir se preocupó por la composición, la luz y el color, así como el cuerpo humano, sobre todo los desnudos femeninos. Sus pinturas se caracterizan por su colorido luminoso: Le moulin de la Galette, escenas familiares y series de desnudos, donde capta la instantánea. También cultivó la caricatura.

Degas, el más clásico de los impresionistas, gran dibujante con formación académica, no rechazó la pintura anterior. Trabajó en especial los interiores, la luz artificial y el espacio compositivo, como se puede ver en sus escenas de ballet y en cuadros como L’absinthe o Lección de baile. Pinta la realidad objetiva y fríamente, sirviéndose de la fotografía para captar los instantes. En sus cuadros hay un núcleo plástico que resalta con mayor intensidad que el resto. Su tratamiento de la perspectiva y la profundidad recuerda a Velázquez. También pintó escenas del juego de polo, donde estudia el movimiento de los caballos, y el retrato.

Sisley es un impresionista típico que no siempre logró transmitir la impresión del momento. Sus cuadros de paisajes muestran un sentimiento de afecto e integración en la naturaleza.

Pissarro. Fue el gran teórido del Impresionismo y punto de unión de muchos de sus artistas. Pese a no destacar especialmente, Pissarro cultivó un arte depurado en su extensa producción. Algunas de sus obras, Autorretrato, La pequeña doncella del campo parecen anticipar el puntillismo.

El post Impresionismo

Una serie de pintores disintieron del Impresionismo e iniciaron caminos diferentes.

Cézanne, buen conocedor del arte clásico anterior, especialmente Caravaggio, el Greco y los barrocos, criticó la débil composición espacial en los cuadros impresionistas. Para él, primero había que captar la estructura de la realidad y pintarla. En su búsqueda de la esencia de las cosas, Cézanne redujo la naturaleza a formas geométricas puras: Los jugadores, La montaña de santa Victoria, sus muchas naturalezas muertas. Es por esto un precursor del cubismo. Cézanne usó colores complementarios para plasmar los cálidos paisajes del Midi francés, donde vivió casi toda su vida. También bebió del realismo de Courbet y de escritores como Zola.

Gauguin fue un pintor rebelde que quiso huir de la sociedad de su tiempo y se fue a vivir a las islas ... y a Tahití en busca de la armonía vital. Su pintura, con colores planos y arbitrarios, contornos con línea negra, pretende plasmar el mundo primitivo y sencillo de los indígenas de las islas. Partiendo de una visión subjetiva del mundo, Gauguin es el precursor de los fauvistas.

Van Gogh, otro inconformista, inadaptado a la sociedad que lo rodea, expresa en sus obras su existencialismo y su dolor de vivir. En sus cuadros las formas se retuercen y los colores resaltan por su violencia y brillantez, reflejando su lucha interior y su visión atormentada de la vida. La pintura se convierte en algo creativo, una consciencia de su propio existir. Van Gogh precedería a los expresionistas.

Toulouse Lautrec. Fue, además de pintor, un gran dibujante de trazo rápido y fluido. Sus obras pretenden ser comunicativas y captar, no la percepción visual, sino la psicología, el ritmo, el movimiento, la vida y la relación entre las personas. Autor de numerosos carteles, retrató como nadie el mundo de los cafés y los cabarets.

El neoimpresionismo

Fue un movimiento sostenido por algunos pintores que pretendieron cultivar un “Impresionismo científico”. Los neoimpresionistas, encabezados por Seurat, pintan con la técnica puntillista: a base de puntos de colores puros que, unidos, forman una imagen. Siguen las leyes ópticas de Chevreul y otros acerca de los colores complementarios. Pero el resultado no fue tan genial como pretendían y sus cuadros, a veces, resultan artificiosos. Otros pintores de esta  corriente fueron Signac y Luce.

En resumen, en la segunda mitad del siglo XIX se desarrolla un movimiento, el Impresionismo, que culminará la pintura clásica desde el Renacimiento y cerrará una larga etapa de medio milenio. A la vez, abre puertas a nuevos movimientos pictóricos: el cubismo, el expresionismo, el fauvismo, que conformarán el panorama de la pintura del siglo XX.


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