El siglo XVII es la época en que se consolidan las diferentes monarquías europeas; es el siglo de la Contrarreforma religiosa y el siglo que ve nacer la ciencia y el racionalismo.
El arte se convierte en instrumento de propaganda de los
poderes vigentes: la Iglesia y el Estado. La Iglesia quiere un arte que
conmueva a los fieles, con una escenografía que rodea un culto casi teatral.
Los reyes europeos buscan manifestar su poder con un alarde de riqueza. Por su
parte, la próspera burguesía del norte de Europa busca un arte a su medida:
realista, agradable y que satisfaga sus deseos de figurar en la sociedad.
El aumento de la población y el creciente poder de los
estados fomenta el nacimiento del urbanismo: las ciudades se planifican en
función de un espacio escenográfico que complace a los dirigentes del país y a
la burguesía.
En resumen, el Barroco es el arte que manifiesta el auge de
una Europa que se desarrolla en diversas nacionalidades, el crecimiento del
primer capitalismo del siglo XVI y el avance científico. Pero, a su vez, su
realismo y la poderosa expresividad manifiestan con dramatismo los problemas y
las crisis internas de la sociedad del siglo XVII.
Arquitectura barroca
Italia
La arquitectura barroca nace en Italia, a partir del
Renacimiento y el manierismo arquitectónico. La Contrarreforma propugna un
modelo de iglesia alargada (Il Gesú, de Vignola, es el ejemplo más claro), que
se impone en toda Europa. Los papas financian la construcción de multitud de
iglesias en Roma.
Bernini, o la reinterpretación del clásico
Es el principal artífice de la arquitectura papal, con su
proyecto de la Plaza del Vaticano, que parece acoger a toda la humanidad ante
la Iglesia.
Bernini reinterpreta el arte clásico, combinando los
elementos arquitectónicos con total libertad y logrando efectos de movimiento a
base de líneas contrapuestas. Conserva el ideal renacentista de la iglesia de
planta central (Sant’ Andrea del Quirinal, de planta elíptica), pero al mismo
tiempo manifiesta el espíritu contrarreformista. La decoración es a base de
mármoles de colores y pinturas.
La obra de Bernini se extiende por toda Roma, Italia y otros
países. Fue muy imitado.
Borromini, o la distorsión del clásico
Arquitecto de menos prestigio que Bernini, toma los
elementos clásicos y hace con ellos construcciones sorprendentes por sus líneas
curvas contrapuestas y sus efectos ilusorios. Deforma el arte clásico y logra
un arte nuevo, casi escultórico. Sus obras: San Carlino, Santa Inés en la Plaza
Navona, San Ivo, no necesitan decoración interior, como otras iglesias o las
del propio Bernini: toda la estructura es, a la vez, arquitectura y escultura.
Europa
En Francia
La influencia italiana llegó ya en el siglo anterior; ahora
se mezcla con un cierto racionalismo y moderación constructiva.
La arquitectura se despliega en tres ámbitos:
-
Civil: palacios reales. Versalles (H. Mansart) y
Louvre (Le Van – Perrault).
-
Religiosa: iglesias. Los Inválidos y la Sorbona
(Lemercier).
-
Urbanismo: plazas y jardines (Vendome, Dauphin,
Versalles).
De este momento son los palacios del Louvre y Versalles, las
iglesias de la Sorbona y los Inválidos, cuya cúpula se inspira en la de San
Pedro del Vaticano.
Europa
En el resto de Europa: Alemania, Flandes, Inglaterra..., la pervivencia del gótico retrasa el influjo italiano, que llega en su etapa de máximo barroquismo en Alemania, y que se mezcla con el clasicismo en Inglaterra (palladianismo).
La escultura barroca
Bernini
En Italia, el gran escultor del Barroco es Bernini, sin
duda. Esculpió obras religiosas y grupos mitológicos para decorar fuentes,
jardines y plazas. Todas sus obras son concebidas para estar en un espacio
concreto: poseen la teatralidad propia del Barroco. Bernini modelaba en arcilla
y luego traspasaba sus esbozos a piedra. Sus obras alcanzaron el máximo
realismo y expresividad: Santa Teresa en éxtasis, Apolo y Dafne, El rapto de
Proserpina.
Francia
Se despliega una escultura mitológica para decorar palacios
y jardines. También se cultiva el retrato de reyes y nobles.
Europa
En el resto de Europa, la huella de Bernini es inmensa: en estatuas ecuestres, retratos, grupos mitológicos, tumbas...
En los países católicos (Alemania, España, Bélgica) se desarrolla una importante escultura religiosa en madera: retablos, pasos procesionales, en los que se hace alarde de una gran riqueza expresiva. Este recargamiento del Barroco conducirá al estilo decorativo rococó de los siglos siguientes.
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